La Costa Pequena y la Costa Grande
En el artículo anterior hablamos de la Costa de Teixedelo y del Camiño do Vilar. Ahora vamos a hablar sobre la Costa Pequena y la Costa Grande.
Antes quiero hacer unas consideraciones sobre cuales son los motivos, que ya explique algo en el otro capítulo, que me llevaron a interesarme por los caminos antiguos de San Andrés. No soy católico, pero respeto mucho las tradiciones católicas de nuestra tierra y soy totalmente consciente que no se entiende España sin el cristianismo católico, tan presente aún en las tradiciones de nuestras aldeas y pueblos, como es el Santuario de San Andrés de Teixido, el segundo más visitado de Galicia después de Santiago de Compostela.
San Andrés de Teixido fue posiblemente un lugar de culto pagano en la Galicia pre-cristiana. Posteriormente se implantó en el mismo lugar el cristianismo, produciéndose, como en muchos otros lugares de Galicia, del resto de España y del mundo hispanoamericano, lo que conocemos como el sincretismo religioso. Convivían ritos paganos con los nuevos ritos cristianos.
Por lo tanto no es el fervor religioso lo que me lleva a mi a interesarme por este enigmático lugar y sobre todo por sus caminos antiguos, aunque sin el fenómeno religioso está claro que no existiría San Andrés. Como ya dije antes , me atrae lo enigmático del lugar, su energía atávica, que pareciera que penetras en un mundo y en un pasado oculto pero a la vez real.
Algo que me queda por hacer, es recorrer esos caminos antiguos por la noche. No dudo que en algún momento me encontraría con la Santa Compaña.
La otra consideración que quería hacer y que esbocé algo en el anterior artículo, es mi interés antropológico por mostrar estos caminos antiguos y poner mi granito de arena para que se conserven a pesar de que apenas son ya utilizados. Para mi, los caminos son tan importantes como el destino. Poner en valor esos caminos, es recordar a tantas gentes que los hicieron y a los miles y miles de romeiros que por ellos transitaron, cuando las carreteras y los coches no existían.
Iglesia, pueblo y caminos deben de ser tratados como un conjunto histórico.
Me encontraba ya de vuelta en San Andrés después de subir por O Camiño do Vilar y volver a bajar al pueblo por la Costa de Teixedelo.
Aprovechando este descanso que hice voy a contar unas anécdotas que me contó José Rodríguez ( Pepe do Bar ), hombre que cuenta las cosas muy bien.
Era muy famoso y conocido D. Manuel, que fue cura de San Andrés hace 80 años o más. Tiempo aún de caminos y cuando muchos peregrinos, mujeres sobre todo, bajaban de rodillas por esos caminos hasta el Santuario.
D. Manuel tenía mucha relación con la gente importante de Ortigueira y siempre los invitaba a comer cuando mataba un cerdo o un becerro. Un día vinieron de invitados a su casa mucha de esa gente y uno más novato, el Notario, parecía que venía con ganas de guerra y le decía a D. Manuel, "usted habla mucho de milagros de San Andrés, pero dígame de uno que tenga datos claros no solamente generalidades". Le dijo D. Manuel, " voulle decir, ¿ parécelle pouco milagro que o sacristan e eu vivamos sin traballar gracias a San Andrés ?
Era un hombre que defendía a todos sus feligreses, fueran quienes fueran y aunque muchos no se llevaran bien con él. Me seguía contando Pepe, que durante la Guerra o al finalizar, dos tíos suyos fueron denunciados, parece ser que por el cura de Santalla. A veces rencillas de otro tipo, se trataban de solventar haciendo denuncias políticas. La madre de Pepe fue a junto D. Manuel toda disgustada a contarle la situación de sus hermanos que los había llevado la Guardia Civil para el Cuartel de Ortigueira. D. Manuel le dijo que no se preocupara, que al día siguiente iría por ellos a Ortigueira. Así fue, los trajo de vuelta y no pasó nada más.
Y todos conocéis la anécdota cuando el famoso y temido Sargento Torres de la Guardia Civil, llegó de noche a San Andrés para buscar a algunos vecinos . Salió D. Manuel armado y desafiando al sargento Torres le dijo que no quería verlo de nuevo por allí, que a la gente de San Andrés no se le tocaba. Torres dio media vuelta y se fue
A la gente de San Andrés no se le tocaba y todo lo que ocurría en San Andrés quedaba allí.
Me contaba también una anécdota de una feligresa que era hermana del cura en otra parroquia. Vino a junto D. Manuel y le pidió si le daba unas misas por unos familiares. D. Manuel le dijo, " mira, ahora as misas valen 20 pesetas ". A la señora le parecía mucho y le dijo, " meu irmá as cobra a 15 pesetas ", a lo que D. Manuel le respondió, " ¡ han de ser boas ¡ "
Hablando de caminos, me decía también que cuando llegaban peregrinos a pie desde Carballo, Malpica y otras partes del Oeste de Galicia, dormían en casas de los vecinos de San Andrés. En una sala grande de la casa. posiblemente en un sobrado, echaban paja y allí dormían por una cantidad de dinero que él no recuerda. Por las noches, fuera de las casas, los peregrinos, con una gaita o un acordeón, hacían una fiesta. Algo similar hacían los peregrinos que iban de vuelta por San Adrián, dando lugar a la Romaxe do Casón.
Pues como estas muchas más que darían para otro artículo. Lo pensaré.
Bueno, después de hacer este descanso, vamos por los dos caminos que me faltan.
Ya en el pueblo, me faltaba subir por la Costa Pequena y bajar por la Costa Grande. Eran las 12 del mediodía.
En uno de los puestos de venta, todos ellos propiedad de los lugareños, me encuentro con los exvotos.
" La palabra exvoto proviene del latín “ex voto”, que significa “proveniente de un voto”; es decir, algo que se promete realizar al cumplirse o recibirse un favor.
Un exvoto es una ofrenda hecha a un dios o dioses. Estas ofrendas se depositaban en santuarios o lugares de culto y podían consistir en figurillas que representan personas o animales, armas, alimentos, etc. Se obsequia en cumplimiento de una promesa, ya sea en gratitud o devoción, del latín “ex voto suscepto” que significa “de la promesa cumplida”.
El ofrecimiento de exvotos tiene su origen en las civilizaciones egipcias y mesopotámicas. En España destacan los procedentes de excavaciones iberas del siglo III a. C., encontradas en el sur y el sureste peninsular, los exvotos iberos suelen tratarse de figuras que representan guerreros, jinetes, animales e incluso deidades, normalmente elaboradas en bronce.
Posteriormente el símbolo fue tomado por el catolicismo y el exvoto pasó a ser una ofrenda dejada por los fieles que habían recibido un don o curación como ofrenda y recuerdo. Pueden verse actualmente en centros de peregrinación, apoyados sobre las paredes o colgados del techo objetos tales como muletas, ropa, ruedas de autos y todo tipo de cosas que representen el hecho desafortunado del que se habían recuperado." - Wikipedia.
Sigo bajando y dejo la Iglesia de San Andrés a la derecha.
Impresionante
Letrero que nos indica el comienzo de la Costa Pequena para bajar a San Andrés, y el lugar por donde tenemos que ir para coger la Costa Grande.
La luna y las estrellas que tú formaste,
digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria,Y el hijo del hombre, para que lo visites?...
Salmo 8 : 4 - 9
Seguía quieto, observando esa maravilla y pensando en ese Salmo.
Precioso paisaje desde el mirador
El inmenso océano
Vista de San Andrés desde el Mirador de Os Carrís. Esta era la primera imagen del pueblo que veían los peregrinos que bajaban por la Costa Grande.
Vale la pena visitar el Mirador de Os Carrís
Las vistas del Miradoiro de Os Carrís son preciosas, pero el entorno donde se encuentra, es muy bonito, sobre todo si no hay gente como cuando yo fui. Una bonita pradera con grandes pinos y grandes piedras a su alrededor.
Un letrero que nos indica donde estuvo el Amilladoiro de Os Carrís. No encontré por ningún lado el montón del piedras del Amilladoiro. Me comenta Pepe, que cree que fueron utilizadas cuando se hizo la carretera. Seguramente
Figuras de nidos con cigüeñas. Desconozco el nombre del artista.
La Costa Grande
Por fin llego a la entrada de la Costa Grande
De los cuatro caminos de entrada a San Andrés, este era el único que no conocía.
Como ya conté en mi anterior artículo, mi padre cuando tenía 12 o 14 años, vino con un grupo de vecinos de Xuvia en Neda a San Andrés. Me decía que vinieron en la caja de un camión hasta Chímparra. De ahí ya no se podía pasar, ya que no había carretera. Fueron desde allí andando por caminos, y a una señora mayor que iba con el grupo, vino un hombre con un caballo para llevarla. Pues tuvo que bajar, o por la Costa Pequena que subí anteriormente o por la Costa Grande que vamos a ver ahora.
Me contaba que hubo tres cosas que le llamaron mucho la atención. La primera era que el cura, creo que sería el conocido D. Manuel, estaba misando en zuecas y tenía con él en el altar un perro. La otra cosa que me contaba que le había llamado mucho la atención, era que los carros de vacas llevaban la carga ( estrume o vulime) arrastrando por el camino encima de unos palos. Eran los llamados rastros, unas cosas como aquellas parigüelas que veíamos en las películas de indios cuando se desplazaban de un lugar a otro. Eso era debido a las pendientes que hay en San Andrés ya que le sería muy difícil frenar si la carga fuera solo sobre las ruedas.
Y la tercera cosa que le llamó mucho la atención, sobre todo en una época donde la comida era bastante escasa, que les pusieron un paxe ( tipo de cesta muy grande que se utilizaba sobre todo para llevar el pescado) lleno de percebes XXL. En aquella época había muchísimos percebes y no se les daba la importancia que se le da ahora. Tenían muy poco valor económico.
Me había comentado Urbano Bellón que podía pasar sin problema por ese camino, pero a pesar de todo llevaba colgado a la espalda un lampo ( hoz ).
El principio no era muy esperanzador. Una persona que no tenga una información previa ve la entrada y piensa que no se puede pasar.
Me da mucha alegría cuando ya empiezo a ver que el empedrado ya empieza a hacerse más visible.
Como podéis ver el estado de los laterales del camino es lamentable, pero sigo viendo cada vez mas los restos del empedrado.
Aquí ya empieza a verse mejor el empedrado
Una hermosa mata de musgo sobre unas piedras al borde del camino.
Antiguo muro al borde del camino
Aquí desaparece casi el camino tapado por la maleza y la hierba.
Un árbol tirado encima del camino
Muy bien conservado aquí el empedrado, con antiguos muros a sus lados cubiertos de musgo.
Empieza a correr agua por el empedrado
Concretamente esta piedra fue la protagonista de la anécdota de mi jornada por los caminos de San Andrés. Como vimos en la imagen antes, el agua corría por el empedrado. Esa piedra que aparece en la imagen, está muy lisa y corre algo de agua por encima de ella. A pesar de ir con cuidado y con un cayado en una de las manos, resbalé en esa piedra y caí hacia atrás tan largo era, quedando metido en una zona un poco más honda como se ve a la izquierda de la imagen. Como todo resbalaba, no me fue fácil ponerme de pie. No me pasó nada a pesar de que llevaba la hoz a la espalda y caí encima de ella. Un aviso para los que bajen por este camino. Resbala.
Sigo bajando y el empedrado tapado por la hierba y la maleza.
Aquí vuelve a estar el camino bien definido con el empedrado a la vista.
Me paro a admirar esta obra de arte. Los que la hicieron sabían bien lo que hacían. Este es un trabajo de verdaderos gigantes en lo que a trabajar se refiere. Grande piedras llevadas con animales o ellos mismos las transportaban. A pesar del paso del tiempo y del trabajo del agua, se mantienen inamovibles. Por eso mi insistencia en decir que estos caminos tienen que ser conservados como parte del patrimonio de San Andrés.
Una imagen de cuento de hadas. Mirad los restos de vegetación que arrastró la lluvia de estos días atrás. A pesar de ello, está tan bien hecho y tan firme el empedrado que aguante el paso del agua.
No me digáis que no es preciosa esta imagen
Sigo bajando y veo el empedrado muy bien conservado .
El sol acaricia las redondeadas piedras del empedrado.
Me pasaría horas mirando esta hermosa parte del camino.
Como ya dije anteriormente, me gustaría recorrer estos caminos por la noche, en primavera, con el cielo despejado y la Luna en plenilunio.
" Cando ninguén os mira, | |||
vense rostros nubrados e sombrisos, | |||
homes que erran cal sombras voltexantes | |||
por veigas e campíos. | |||
Un, enriba dun cómaro | |||
sentase caviloso e pensativo; | |||
outro, ó pe dun carballo queda imóvil, | |||
coa vista
levantada hacia o infinito. " |
Rosalía de Castro
Ya llegando a San Andrés se ve la carretera desde la Costa Grande.
El agua sale hacia el camino
El camino aquí está lleno de agua. La tubería cada vez menos disimulada.
Era lo que pensaba, no había terminado la Costa Grande. Encuentro el letrero que me indica que sigue la Costa Grande. Saco en conclusión que cuando hicieron la carretera se comieron parte de este camino antiguo..
Y se ve de nuevo el empedrado.
Vuelve el empedrado
El final de la Costa Grande se une, como ya vimos antes, a la terminación de la Costa Pequena por la que subí anteriormente.
Me dispongo a entrar de nuevo en el pueblo después de recorrer con gran alegría y sin ningún problema los cuatro caminos antiguos de entrada a San Andrés.
Cuando ya estoy entrando en el pueblo me encuentro con la esposa de Urbano, con los que había hablado cuando me encontraba en el aparcamiento e iba a empezar la caminata. Ellos estaban esperando al veterinario ya que les estaba pariendo una vaca.
Saludé a la señora y me dijo que se dirigía a uno de aquellos bares, concretamente el llamado Mesón Eiravella. É o bar do meu fillo me dijo. Habían sido muy amables y conversadores conmigo. Decidí entrar en ese Mesón a comer.
Estaba bastante concurrido.
Terminé de comer y me hice una fotografía con el Chilava y con su padre Urbano Bellón. Si vais por allí, buena atención y buena comida.
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