domingo, 30 de octubre de 2022

Los cuatro caminos antiguos de entrada a San Andrés de Teixido ( I I ) - Abel García



 

 La Costa Pequena y la Costa Grande

 En el artículo anterior hablamos de la Costa de Teixedelo y del Camiño do Vilar. Ahora vamos a hablar sobre la Costa Pequena y la Costa Grande.

Antes quiero hacer unas consideraciones sobre cuales son los motivos, que ya explique algo en el otro capítulo, que me llevaron a interesarme por los caminos antiguos de San Andrés. No soy católico, pero respeto mucho las tradiciones católicas de nuestra tierra y soy totalmente consciente que no se entiende España sin el cristianismo católico, tan presente aún en las tradiciones de nuestras aldeas y pueblos, como es el Santuario de San Andrés de Teixido, el segundo más visitado de Galicia después de Santiago de Compostela.

San Andrés de Teixido fue posiblemente un lugar de culto pagano en la Galicia pre-cristiana. Posteriormente se implantó en el mismo lugar el cristianismo, produciéndose, como en muchos otros lugares de Galicia, del resto de España y del mundo hispanoamericano, lo que conocemos como el sincretismo religioso. Convivían ritos paganos con los nuevos ritos cristianos.

Por lo tanto no es el fervor religioso lo que me lleva a mi a interesarme por este enigmático lugar y sobre todo por sus caminos antiguos, aunque sin el fenómeno religioso está claro que no existiría San Andrés.  Como ya dije antes , me atrae lo enigmático del lugar, su energía atávica, que pareciera que penetras en un mundo y en un pasado oculto pero a la vez real.

Algo que me queda por hacer, es recorrer esos caminos antiguos por la noche. No dudo que en algún momento me encontraría con la Santa Compaña.

La otra consideración que quería hacer y que esbocé algo en el anterior artículo, es mi interés antropológico por mostrar estos caminos antiguos y poner mi granito de arena para que se conserven a pesar de que apenas son ya utilizados. Para mi, los caminos son tan importantes como el destino. Poner en valor esos caminos, es recordar a tantas gentes que los hicieron y a los miles y miles de romeiros que por ellos transitaron, cuando las carreteras y los coches no existían.

Iglesia, pueblo y caminos deben de ser tratados como un conjunto histórico. 

Me encontraba ya de vuelta en San Andrés después de subir por O Camiño do Vilar y volver a bajar al pueblo por la Costa de Teixedelo.

Aprovechando este descanso que hice voy a contar unas anécdotas que me contó José Rodríguez ( Pepe do Bar ), hombre que cuenta las cosas muy bien.

 

 

Era muy famoso y conocido D. Manuel, que fue cura de San Andrés hace 80 años o más. Tiempo aún de caminos y cuando muchos peregrinos, mujeres sobre todo, bajaban de rodillas por esos caminos hasta el Santuario.

D. Manuel tenía mucha relación con la gente importante de Ortigueira y siempre los invitaba a comer cuando mataba un cerdo o un becerro. Un día vinieron de invitados a su casa mucha de esa gente y uno más novato, el Notario, parecía que venía con ganas de guerra y le decía a D. Manuel,  "usted habla mucho de milagros de San Andrés, pero dígame de uno que tenga datos claros no solamente generalidades". Le dijo D. Manuel, " voulle decir, ¿ parécelle pouco milagro que o sacristan e eu vivamos sin traballar gracias a San Andrés ?


Don Manuel Miragaia, cura de San Andrés

 
 Era un hombre que defendía a todos sus feligreses, fueran quienes fueran y aunque muchos no se llevaran bien con él. Me seguía contando Pepe, que durante la Guerra o al finalizar, dos tíos suyos fueron denunciados, parece ser que por el cura de Santalla. A veces rencillas de otro tipo, se trataban  de solventar haciendo denuncias políticas. La madre de Pepe fue a junto D. Manuel toda disgustada a contarle la situación de sus hermanos que los había llevado la Guardia Civil para el Cuartel de Ortigueira. D. Manuel le dijo que no se preocupara, que al día siguiente iría por ellos a Ortigueira. Así fue, los trajo de vuelta y no pasó nada más.

Y todos conocéis la anécdota cuando el famoso y temido Sargento Torres de la Guardia Civil, llegó de noche a San Andrés para buscar a algunos vecinos . Salió D. Manuel armado y desafiando al sargento Torres le dijo que no quería verlo de nuevo por allí, que a la gente de San Andrés no se le tocaba. Torres dio media vuelta y se fue

 A la gente de San Andrés no se le tocaba y todo lo que ocurría en San Andrés quedaba allí.

Me contaba también una anécdota de una feligresa que era hermana del cura en otra parroquia. Vino a junto D. Manuel y le pidió si le daba unas misas por unos familiares. D. Manuel le dijo, " mira, ahora as misas valen 20 pesetas ". A la señora le parecía mucho y le dijo, " meu irmá as cobra a 15 pesetas ", a lo que D. Manuel le respondió, " ¡ han de ser boas ¡ "

Hablando de caminos, me decía también que cuando llegaban peregrinos a pie desde Carballo, Malpica y otras partes del Oeste de Galicia, dormían en casas de los vecinos de San Andrés. En una sala grande de la casa. posiblemente en un sobrado, echaban paja y allí dormían por una cantidad de dinero que él no recuerda. Por las noches, fuera de las casas, los peregrinos, con una gaita o un acordeón, hacían una fiesta. Algo similar hacían los peregrinos que iban de vuelta por San Adrián, dando lugar a la Romaxe do Casón.

Pues como estas muchas más que darían para otro artículo. Lo pensaré.

Bueno, después de hacer este descanso, vamos por los dos caminos que me faltan.

Ya en el pueblo, me faltaba subir por la Costa Pequena y bajar por la Costa Grande. Eran las 12 del mediodía.


Seguía bajando por el pueblo. Apenas había gente.

En uno de los puestos de venta, todos ellos propiedad de los lugareños, me  encuentro con los exvotos.

" La palabra exvoto proviene del latín “ex voto”, que significa “proveniente de un voto”; es decir, algo que se promete realizar al cumplirse o recibirse un favor.

Un exvoto es una ofrenda hecha a un dios o dioses. Estas ofrendas se depositaban en santuarios o lugares de culto y podían consistir en figurillas que representan personas o animales, armas, alimentos, etc. Se obsequia en cumplimiento de una promesa, ya sea en gratitud o devoción, del latín “ex voto suscepto” que significa “de la promesa cumplida”.

El ofrecimiento de exvotos tiene su origen en las civilizaciones egipcias y mesopotámicas. En España destacan los procedentes de excavaciones iberas del siglo III a. C., encontradas en el sur y el sureste peninsular, los exvotos iberos suelen tratarse de figuras que representan guerreros, jinetes, animales e incluso deidades, normalmente elaboradas en bronce.

Posteriormente el símbolo fue tomado por el catolicismo y el exvoto pasó a ser una ofrenda dejada por los fieles que habían recibido un don o curación como ofrenda y recuerdo. Pueden verse actualmente en centros de peregrinación, apoyados sobre las paredes o colgados del techo objetos tales como muletas, ropa, ruedas de autos y todo tipo de cosas que representen el hecho desafortunado del que se habían recuperado." - Wikipedia.

 

 Sigo bajando y dejo la Iglesia de San Andrés a la derecha.

 


Después de una ligera subida, me dirijo a la entrada posterior del pueblo, lugar donde vienen a desembocar la Costa Pequena y la Costa Grande.
 
 
Quiero recordar antes, como ya dije en el artículo anterior, la disposición en la que se encuentran los cuatro caminos de acceso a San Andrés. Como un teatro romano, donde el pueblo sería el escenario y los caminos en una posición semicircular como las gradas de ese teatro.
 

 
Camino  por la parte posterior de San Andrés, tomando como la entrada principal la que utilizan ahora la inmensa mayoría de los romeiros que vienen en coche y donde se encuentran los aparcamientos. Antiguamente las dos entradas eran principales, ya que eran los accesos según se viniera a pie del este o del oeste de San Andrés.
 

Me aproximo al lugar donde se une la desembocadura de la Costa Pequena y de la Costa Grande.



Empiezo a subir

El inmenso mar según voy subiendo
 
La Costa Pequena, es un camino estrecho de tierra y piedras sueltas en muchos lugares.
 
Antiguas piedras al borde del camino
 

Aquí se puede ver bien el mal estado del camino

 

Estrecho y en muchos lugares casi cubierto de maleza

 


Voy dejando atrás San Andrés
 


Sigo subiendo

En algunos tramos el camino no está en tan malas condiciones.


Un banco en el camino.

 
Nos estamos acercando al alto de la montaña.
 


El camino muy indefinido entre la maleza.
 


Una gran piedra al borde del camino.


Formaciones geológicas increíbles
 

 

El camino es ya un estrecho sendero


Impresionante




Llegamos subiendo al final de la Costa Pequena
 

 

Vemos ya la antena que nos anuncia el final de la subida
 

Termina la cuesta
 

Vemos San Andrés allá abajo
 

 Un gigante de piedra asoma sobre la montaña
 

 
Preciosa imagen con San Andrés al fondo


Esta sería la imagen que veían los romeiros antes de empezar a bajar por la Costa Pequena.
 
Visitantes que no tienen muchas ganas de bajar a pie.


 Letrero que nos indica el comienzo de la Costa Pequena para bajar a San Andrés, y el lugar por donde tenemos que ir para coger la Costa Grande.
 
 
Costa Grande 
 
 
Después de terminar de subir la Costa Pequena, cojo la carretera a la izquierda para dirigirme a la Costa Grande.
 

 
Al fondo las montañas, lugar donde se encuentran los acantilados de la Garita da Herbeira
 

 

 El Amilladoiro de la Costa Pequena
 

 

Un poco más adelante llego al Miradoiro de Os Carrís


Un lugar precioso. Subo al mirador.
 

De ponto me encuentro con esta maravilla

 
Me quedé quieto. No podía ni parpadear. Millones de años estaban delante de mis ojos.
En ese momento me acordé de aquel pasaje de un Salmo del Rey David cuando decía : 
 
" ...Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos,

La luna y las estrellas que tú formaste,

 digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria,

Y el hijo del hombre, para que lo visites?...


Salmo 8 : 4 - 9

Seguía quieto, observando esa maravilla y pensando en ese Salmo.




Precioso paisaje desde el mirador



El inmenso océano


Vista de San Andrés desde el Mirador de Os Carrís. Esta era la primera imagen del pueblo que veían los peregrinos que bajaban por la Costa Grande.




Vale la pena visitar el Mirador de Os Carrís

 



¡¡ Sin palabras !!
 

El impresionado viajero 
 
Dejo este mágico lugar

Las vistas del Miradoiro de Os Carrís son preciosas, pero el entorno donde se encuentra, es muy bonito, sobre todo si no hay gente como cuando yo fui. Una bonita pradera con grandes pinos y grandes piedras a su alrededor.

Formaciones geológicas mágicas


La corteza de un inmenso pino en el mirador
 
Muy bonita para no ser venenosa. Confieso que no entiendo nada de setas.


 
El Cruceiro de Os Carrís


Un letrero que nos indica donde estuvo el Amilladoiro de Os Carrís. No encontré por ningún lado el montón del piedras del Amilladoiro. Me comenta Pepe, que cree que fueron utilizadas cuando se hizo la carretera. Seguramente

                                                     


Sigo la carretera. Me estoy acercando a la entrada de la Costa Grande. San Andrés al fondo.

                                                  

  La majestuosidad de la inmensa Capelada    

                                                 

       A la derecha de la carretera, en A Peroxa, veo unas figuras curiosas de un artista local.  

               Figuras de nidos con cigüeñas. Desconozco el nombre del artista.

 

                                    La Costa Grande

 


   Por fin llego a la entrada de la Costa Grande

 De los cuatro caminos de entrada a San Andrés, este era el único que no conocía.

Como ya conté en mi anterior artículo, mi padre cuando tenía 12 o 14 años, vino con un grupo de vecinos de Xuvia en Neda a San Andrés. Me decía que vinieron en la caja de un camión hasta Chímparra. De ahí ya no se podía pasar, ya que no había carretera. Fueron desde allí andando por caminos, y a una señora mayor que iba con el grupo, vino un hombre con un caballo para llevarla. Pues tuvo que bajar, o por la Costa Pequena que subí anteriormente o por la Costa Grande que vamos a ver ahora.

Me contaba que hubo tres cosas que le llamaron mucho la atención. La primera era que el cura, creo que sería el conocido D. Manuel, estaba misando en zuecas y tenía con él en el altar un perro. La otra cosa que me contaba que le había llamado mucho la atención, era que los carros de vacas llevaban la carga ( estrume o vulime) arrastrando por el camino encima de unos palos. Eran los llamados rastros, unas cosas como aquellas parigüelas que veíamos en las películas de indios cuando se desplazaban de un lugar a otro. Eso era debido a las pendientes que hay en San Andrés ya que le sería muy difícil frenar si la carga fuera solo sobre las ruedas.

Y la tercera cosa que le llamó mucho la atención, sobre todo en una época donde la comida era bastante escasa, que les pusieron un paxe ( tipo de cesta muy grande que se utilizaba sobre todo para llevar el pescado) lleno de percebes XXL. En aquella época había muchísimos percebes y no se les daba la importancia que se le da ahora. Tenían muy poco valor económico. 

Me había comentado Urbano Bellón que  podía pasar sin problema por ese camino, pero a pesar de todo llevaba colgado a la espalda un lampo  ( hoz ).

 


El principio no era muy esperanzador. Una persona que no tenga una información previa ve la entrada y piensa que no se puede pasar.


Pero el caminante estaba dispuesto a continuar. Pasar iba a pasar, fuera como fuera.


Sigo bajando y la cosa me va sonando bien.

Empiezo ya a ver algunos restos del encachado o empedrado.


Me da mucha alegría cuando ya empiezo a ver que el empedrado ya empieza a hacerse más visible.


Como podéis ver el estado de los laterales del camino es lamentable, pero sigo viendo cada vez mas los restos del empedrado.


Sigo bajando, y veo que este trozo está muy desecho.


Más adelante siguen los restos del empedrado, pero los laterales casi tapan el camino.

                                                                                  
                    Aquí ya empieza a verse mejor el empedrado


Mirad que bonito. Cada vez me iba emocionando más.



No es fácil ver el ancho del camino ya que está muy tapado por los matorrales.


Una hermosa mata de musgo sobre unas piedras al borde del camino.

Antiguo muro al borde del camino



Aquí desaparece casi el camino tapado por la maleza y la hierba.


Restos de un muro con las piedras llenas de musgo.


¡¡ Que bonito !!


Aquí casi tengo que sacar el lampo. Recordar que las fotos están colocadas en orden según iba bajando por la Costa Grande.


 Restos del empedrado y piedras caídas, posiblemente de los viejos muros.

Mirad que bien se conserva aquí el empedrado, a pesar de las hierbas que nace entre las piedras y de las piedras sueltas, que como dije antes, debieron de caer de muros antiguos.





  Un árbol tirado encima del camino

 

Grandes piedras formando el empedrado.



Muy bien conservado aquí el empedrado, con antiguos muros a sus lados cubiertos de musgo.


 
Como podéis observar, el estado del camino sigue siendo lamentable. El pueblo de San Andrés necesita una traída de aguas y eso es bueno, pero habría que cuidar más la antigüedad del camino y esa tubería meterla por el monte. Cosa de estética ya que al empedrado no le hace daño.
  
Empedrado centenario y Pvc,
 


Aquí vuelve a desaparecer el empedrado.


Aquí sigo bajando y me alegra ver el empedrado de nuevo algo mejor conservado.



Yo me pregunto, para que habrá que cerrar un eucaliptal con alambre de espino.





El empedrado bastante bien conservado. Los ribazos un desastre. Me sigue la tubería de Pvc.




Desaparece de nuevo el empedrado.


Musgo al borde del camino.


Un loureiro de muchos años.

Empieza a correr agua por el empedrado




Concretamente esta piedra fue la protagonista de la anécdota de mi jornada por los caminos de San Andrés. Como vimos en la imagen antes, el agua corría por el empedrado. Esa piedra que aparece en la imagen, está muy lisa y corre algo de agua por encima de ella. A pesar de ir con cuidado y con un cayado en una de las manos, resbalé en esa piedra y caí hacia atrás tan largo era, quedando metido en una zona un poco más honda como se ve a la izquierda de la imagen. Como todo resbalaba, no me fue fácil ponerme de pie. No me pasó nada a pesar de que llevaba la hoz a la espalda y caí encima de ella. Un aviso para los que bajen por este camino. Resbala.



Sigo bajando y el empedrado tapado por la hierba y la maleza.




El agua seguía corriendo por el camino.



Aquí vuelve a estar el camino bien definido con el empedrado a la vista.




Me paro a admirar esta obra de arte. Los que la hicieron sabían bien lo que hacían. Este es un trabajo de verdaderos gigantes en lo que a trabajar se refiere. Grande piedras llevadas con animales o ellos mismos las transportaban. A pesar del paso del tiempo y del trabajo del agua, se mantienen inamovibles. Por eso mi insistencia en decir que estos caminos tienen que ser conservados como parte del patrimonio de San Andrés.


                        Mirad el tamaño de las piedras.



Según me voy acercando a San Andrés, parece que el empedrado está mejor conservado.



Una imagen de cuento de hadas. Mirad los restos de vegetación que arrastró la lluvia de estos días atrás. A pesar de ello, está tan bien hecho y tan firme el empedrado que aguante el paso del agua.



Este camino, comparado con la Costa de Teixedelo y con la Costa Pequena, está muy bien conservado a pesar del abandono total. Este camino, sería el más fácil de restaurar, claro, por especialistas en la materia . Nunca dejar estas cosas en manos municipales, ya que en todos los concellos hay algún iluminado que metería la escavadora o cosas por el estilo.



                   No me digáis que no es preciosa esta imagen



          Sigo bajando y veo el empedrado muy bien conservado .



No existía la Diputación, ni Patrimonio, ni las subvenciones, solamente el esfuerzo y la tenacidad de las gentes del pueblo de San Andrés y de alrededores que hicieron este maravilloso y centenario camino.



           El sol acaricia las redondeadas piedras del empedrado.



Según bajo y voy viendo estas hermosas imágenes de cuento, me viene a la mente la película El Bosque Animado, basada en el libro de Wenceslao Fernández Flórez y protagonizada por el inolvidable Alfredo Landa. Muy divertida y aconsejable.


            Me pasaría  horas mirando esta hermosa parte del camino.


Hermoso lugar para Fiz de Cotovelo integrante de la Santa Compaña en la película El Bosque Animado.


El alma en pena Fiz de Cotovelo 


Como ya dije anteriormente, me gustaría recorrer estos caminos por la noche, en primavera, con el cielo despejado y la Luna en plenilunio.

 


 


" Cando ninguén os mira,


vense rostros nubrados e sombrisos,


homes que erran cal sombras voltexantes


por veigas e campíos.


Un, enriba dun cómaro


sentase caviloso e pensativo;


outro, ó pe dun carballo queda imóvil,


coa vista levantada hacia o infinito. "

 Rosalía de Castro

 

Esta parte baja del camino está mejor conservada.


 

Ya llegando a San Andrés se ve la carretera desde la Costa Grande.





El agua sale hacia el camino


El camino aquí está lleno de agua. La tubería cada vez menos disimulada.



Sigo bajando ya con el camino seco
 
 
Sorprendentemente, desaparece el camino empedrado y sigue un camino de hierba
 
Llego a la carretera, veo que termina la Costa Grande y aún no había llegado a San Andrés.

 


Pues sigo por la carretera hacia San Andrés
 
Bajo por la carretera y veo una nueva muestra de reciclaje galaico


 Era lo que pensaba, no había terminado la Costa Grande. Encuentro el letrero que me indica que sigue la Costa Grande. Saco en conclusión que cuando hicieron la carretera se comieron parte de este camino antiguo..
 
Entro de nuevo en el camino

 

Y se ve de nuevo el empedrado.


Estoy llegando a San Andrés



El camino se estrecha

                                                                                 


Vuelve el empedrado

El camino se vuelve a estrechar otra vez
 

Parecía que ya no había más camino


Termina la Costa Grande y ya se empieza a ver San Andrés. Me imagino la alegría de aquellos antiguos peregrinos que después de grandes caminatas llegaban a este punto y por fin podían ver San Andrés.
 
Imágenes preciosas de San Andrés desde el final de la Costa Grande


Al finalizar  llego a las ruinas de lo que fue la escuela unitaria de San Andrés. Recuerdo de un pasado más fructífero donde había niños en el pueblo.


 


Final, final ya definitivo de la Costa Grande

El final de la Costa Grande se une, como ya vimos antes, a  la terminación de la Costa Pequena por la que subí anteriormente.



Como podemos ver en el letrero, si saliéramos de San Andrés por la Costa Grande, iríamos a A Peroxa ( donde estaban las figuras de las cigüeñas que vimos al principio) y al Mirador de Os Carrís.

 

Me dispongo a entrar de nuevo en el pueblo después de recorrer con gran alegría y sin ningún problema los cuatro caminos antiguos de entrada a San Andrés.



 


Hermosa entrada a San Andrés pero menos conocida

Cuando ya estoy entrando en el pueblo me encuentro con la esposa de Urbano, con los que había hablado cuando me encontraba en el aparcamiento e iba a empezar la caminata. Ellos estaban esperando al veterinario ya que les estaba pariendo una vaca.

Saludé a la señora y me dijo que se dirigía a uno de aquellos bares, concretamente el llamado Mesón Eiravella. É o bar do meu fillo me dijo. Habían sido muy amables y conversadores conmigo. Decidí entrar en ese Mesón a comer.

Estaba bastante concurrido.

 

 
Pedí unas carrilleras de cerdo, estaban estupendas.
Yo no soy mucho de ver la televisión, pero la cara del chico que me estaba sirviendo se me hacía conocida. ¿ Eres O Chilava ? le pregunté. Y si era. Sergio Bellón, conocido con ese sobrenombre y ganador de la octava edición del concurso Recantos del programa Luar de la TVG.
 
O Chilava

 
Terminé de comer y me hice una fotografía con el Chilava y con su padre Urbano Bellón. Si vais por allí, buena atención y buena comida.


 
Bueno, había realizado con éxito y satisfacción lo que me había propuesto, recorrer en un solo día los cuatro caminos antiguos de entrada a San Andrés.
 
 Todos esos caminos son dignos de ser conservados y reparados. El que está en mejores condiciones, en lo que al empedrado y al firme se refiere, es la Costa Grande. Me llevé una agradable sorpresa al comprobar que no sería demasiado difícil ni costosa su reparación  por especialistas en el tema. Como ya dije antes, es un peligro dejar esto en manos de los concellos y de gente que piensa que reparar un camino antiguo es meter una pala escavadora, anchear y nada más.
La Costa de Teixedelo, a la que más cariño le tengo, ya que era por la que bajaban todos mis pacientes de Mera y alrededores, así como la gente de Ortigueira y Cariño, está en peores condiciones que la Costa Grande, y solamente conserva un trozo muy pequeño de empedrado, pero también debería de ser reparada y dejarla lo más parecido a como era antiguamente. el Camiño do Vilar, aunque era un camino que solamente utilizaban la gente del lugar, también debe de ser reparado pues es un acceso más corto hacia San Andrés y sin mucha dificultad ya que es menos pendiente.
La Costa Pequena, no conserva ningún tramo empedrado, aunque es posible que ya nunca lo tuviera, pero tampoco es muy difícil  repararlo.
La reparación cuidadosa es muy importante, pero algo que ya es mucho más sencillo es la conservación posterior, cortando y despejando el camino de maleza.
También sería muy importante fomentar que la gente que acude a San Andrés los utilizara. Hay buenas zonas de aparcamiento para dejar los coches, tanto en el Miradoiro do Chao do Monte, como en el de Miradoiro de Os Carrís, para posteriormente bajar por la Costa Pequena o la Costa Grande respectivamente.
 También hay una zona donde dejar el coche en el Mirador do Cruceiro y así poder bajar a pie por la Costa de Teixedelo o por el Camiño do Vilar.
 
Eran las dos de la tarde y dejaba San Andrés.

 

Dejo para otro día visitar el Cementerio  y bajar al que los lugareños llaman El Peirao.
 
Echo una última mirada al maravilloso paisaje
 

Me despido de los gigantes de piedra.
 
Hasta otro día.
 
Como ya os dije, me gusta traer alguna piedra de estos lugares tan históricos que visito .
 

Piedra de la Costa Pequena
 
 

Piedras de La Costa Grande
 

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